Para José Plaza, astrónomo y vocero de Voces Católicas, la nueva exhortación apostólica “Laudate Deum” debe ser leída con “humildad”. Según destaca, este texto sobre el cambio climático demuestra que “todo está conectado y nadie se salva solo” y que “desde nuestra fe nos vemos interpelados”. Todo lo anterior supone el desafío de “incomodarnos” y “es clave que nos encontremos” para enfrentar los nuevos riesgos generados por el aumento de las temperaturas en el planeta.
El también coordinador nacional del Movimiento Laudato si’, que nació en paralelo a la publicación de dicha encíclica y que se involucra en temáticas relacionadas al medioambiente, analiza este nuevo texto en el que el Papa Francisco llama a tomar acción sobre la emergencia climática.
¿Cómo debe leer un católico esta exhortación apostólica?
Leerla toda de una. Como es un texto duro de leer, me parece que si te quedas solo con el inicio puede ser un poco desesperanzador. Me parece clave leerla entera porque al final el Papa la culmina de forma súper buena y te deja más esperanzado. Después de leerla, decantarla y conversarla. Desde nuestra fe, hay que leerla con mucha humildad. Cuando la leí sentía que era un reto del Papa. Y leerla de forma retrospectiva sobre cómo vivimos nosotros nuestra vida, pero desde un ámbito más motivador más que desde la culpa.
Entre los puntos abordados por el Papa en Laudate Deum, ¿cuál es el que te parece más relevante?
Es un texto y condensando, con ideas tan buenas, que escoger alguna está difícil. Me quedo con dos cosas: todo está conectado y nadie se salva solo. Eso lo encontré clave, es algo que lo ha repetido desde Laudato si’. Al final no se trata algo que está pasando sólo en África o en Asia, pero es algo que nos pasa a todos y nos está afectando dónde vivimos. Vale la pena darse cuenta, mirar cómo estamos viviendo y ver que efectivamente esto está afectando incluso en Chile. En agosto tuvimos unas lluvias tremendas que nos pillaron por sorpresa y afectaron a un montón de personas, y eso es algo que está pasando acá. No podemos esperar solamente que los políticos o una minera hagan algo, que es sumamente importante, también nosotros tenemos que poner de nuestra parte. O nos salvamos todos, o nadie. Es un trabajo en conjunto.
¿Cómo ayuda este texto a establecer un debate fructífero y amplio en las sociedades sobre la emergencia climática?
Como es una problemática tan compleja, que aborda muchas dimensiones, eso determina que las soluciones también tienen que ser complejas y de muchas partes, porque todos estamos involucrados en esto. También ayuda de alguna forma a que siempre que el Papa hace un llamado a la conversación, -por ejemplo, habla de la COP (Cumbre Anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático). Me parece que este texto es un remezón y un llamado importante a que tenemos que ponernos de acuerdo. En ese sentido, es un gran apoyo. Ayuda a difundir y explicar qué es la COP, a que las personas que la lean entiendan a qué se refiere y qué se está jugando en cada una y por qué tenemos que estar pendientes de ella y ver cada uno qué podemos hacer.
El Papa enumera temas como repensar el paradigma tecnocrático detrás de muchas economías, reconfigurar la política internacional hacia un multilateralismo “desde abajo” que se haga cargo efectivamente de la crisis del medioambiente, o exhortar a católicos y hermanos de “otras religiones” a actuar en conjunto. ¿Qué podemos hacer para enfrentar estos desafíos?
Depende en cuál contexto está uno. Si estás recién metiéndote en el tema, vale la pena pasar un período de ver y escuchar atentamente, informarse sobre lo que está pasando en mi territorio y en el mundo en general, entender qué es una huella de carbono, etc. En ese sentido, es súper importante formarnos para que efectivamente, si nos vamos a sumar al debate, sepamos bien de qué estamos conversando. Pero también creo que es importante que hay que escuchar con atención para hablar con intención. Otra cosa que creo que es clave es que hay que incomodarnos. Este es un asunto muy complejo y necesitamos muchas cosas desde la ciencia, la política, la sociedad, etc. Es necesario que salgamos de la zona de confort y esto tiene distintas aristas. El Papa habla en Laudato si’ de la cultura del descarte. Como algo es desechable, lo desecho porque es cómodo, es fácil. ¿Cómo voy a incomodarme? Por ejemplo, a través del reciclaje: tomar la cosita, lavarla y buscar el punto de reciclaje; me incomodo y lo voy incorporando a mi cultura. También hay que incomodarse porque, como esto lo tenemos que hacer todos, es clave que nos encontremos. Nos vamos a encontrar con personas muy distintas. Tenemos que saber incomodarnos y darnos cuenta que esa diversidad que nos caracteriza como humanidad es realmente una gran riqueza y que la necesitamos si queremos solucionar estas cosas.
En definitiva, ¿por qué la emergencia climática también es un tema de fe y cómo respondemos ante aquella crisis según nuestra fe?
Al menos desde la perspectiva católica-cristiana, soy un convencido de que existe una dimensión ecológica en nuestra espiritualidad. Si lees la Biblia, ves todos los pasos de Cristo, es súper bonito como hay mucho contacto con la naturaleza, que se retire al monte a rezar. Desde nuestra fe nos vemos interpelados. Como es un tema muy complejo y fácil para caer en la desesperanza, la fe -en general, no solo la católica- trabaja desde la esperanza, y poder desde esa esperanza impulsar a otros, a quienes están trabajando en eso. Desde la fe católica también hay un tema de responsabilidad, porque siento que hemos malinterpretado una parte del Génesis. Nos tomamos muy en serio lo de someter a todas las criaturas. Caímos mucho en pecados, de avaricia, de gula, de esta excesiva necesidad de consumir. De alguna forma hay que hacernos cargo de eso, de esa malinterpretación de que no somos dueños del mundo, sino administradores.